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miércoles, 17 de noviembre de 2010

¿ESTÁN JUSTAMENTE VALORADAS TODAS LAS PROFESIONES?

Ojeando los diarios,me ha sorprendido esta reseña,que en cierto modo pasa desapercibida,como seguro que tantas otras a las que no les prestamos la debida atención,seguramente por falta de tiempo,de interés,de desconocimiento...en resumen de sensibilización ante un problema,que padecen determinados colectivos,y que como tenemos la suerte de no sufrir, pues lo desconocemos,y no lo valoramos,y es que quiero decir,que a personas que dedican su esfuerzo y profesionalidad a proyectos de tipo social como el que quiero hoy comentar,se le deberia valorar y divulagar mas para que la sociedad se concienciase de su importancia,a ver si entre todos encontramos la fórmula para repartir mejor los recursos económicos en fines tan positivos como este y tantos otros, y no gastarse millonadas astronómicas en cosas tan triviales como el abusivo fichaje de un jugador de futbol,del que se beneficie quien se beneficie,no tendrá con seguridad un resultado de este tipo,sino mucho mas popular, famoso y sensacionalista,pero tambien MAS VACIO.



EL PAÍS:



Lelé es un arquitecto con tanta fe en la arquitectura como para trabajar haciendo edificios abiertos y sinuosos, como en movimiento, para quienes apenas pueden moverse. Eligió esa dedicación. Optó por cubrir un hueco. La red de hospitales Sarah, especializados en terapias para pacientes con politraumatismos, tiene sedes en Macapá, Salvador, Recife, Curitiba, Fortaleza, Belo Horizonte o Sao Luis Maranho. Y en todos ellos Lelé está presente en todo, desde las camas móviles y el mobiliario de los pacientes hasta la ausencia de aire acondicionado (emplea un sistema de ventilación cruzada), los espacios de reunión o las zonas para acceder al exterior a tomar el sol. Convencido de que con pocos medios se puede conseguir una arquitectura hermosa y alegre, Lelé vive volcado en sus hospitales. El último, levantado en Río de Janeiro, cerca de la laguna de Jacarépaguá, en una región semi-inundada, es un hospital horizontal en el que jardines y terrazas airean un local repleto de sombras y miradores. Las cubiertas interiores de policarbonato son basculantes: forman un colchón de aire y actúan como difusor de la luz solar. La zona de convivencia tiene una cubierta arqueada que se abre mecánicamente. Un lago, conectado a la laguna, recupera agua de lluvia y sirve de zona de evaporación para consolidar el control térmico: de allí, el aire frío se evapora y llega hasta unos ventiladores que lo empujan al interior por conductos y rejillas. Las vigas y los pilares metálicos conviven con la argamasa armada. Los puentes se pueden atravesar en silla de ruedas y un auditorio, coronado por una semiesfera, abre en pétalos su óculo para dejar entrar el aire y la luz. Estaría bien que un arquitecto que construye algo así ganara alguna vez el Pritzker.





Escrito por Dani

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